martes, 14 de junio de 2011

15-M y Spanish Revolution: No quieren un cambio de collar, sino un perro nuevo


Poco o nada queda ya por decir y opinar acerca del movimiento 15-M, también llamado en el resto del mundo 'Spanish Revolution'. Por este motivo, yo no voy a añadir una opinión más que se sume a muchas otras, sino algo diferente.


Creo que, después de que desde élites políticas y mediáticas se haya criticado duramente este movimiento y se eche por tierra continuamente sus premisas (que, dicho sea de paso, a mí también me parecen demasiado generales y poco realistas como para llegar al debate que podría hacerlas realidad), conviene hacer un poco de memoria que sin duda recaerá con escozor sobre algunos y algunas personas públicas de distinto signo político.
Y mi pregunta es la siguiente: ¿dónde está la mano o el empujón de aquellos que un día reclamaron la indignación de la juventud y dijeron que solo ésta cambiaría las cosas? ¿Dónde ha quedado esa inquietud por rebelarse contra el sistema de una democracia que muchas veces no se ha asentado en valores como la honestidad, el respeto y el compromiso de los gobernantes de turno?
La ironía, de nuevo, se ha instalado en este país por una razón muy sencilla: mientras un grupo organizado (no voy a valorar si sus métodos son los adecuados o no, no es ese mi papel ni mi interés, sino solamente el hecho de que se haya tomado la iniciativa) ha dado un paso al frente y ha reclamado un cambio en la clase política (no un cambio de gobierno, que quede claro), muchos de los representantes políticos patrios se han dedicado, una vez más, a atribuir la indignación de la Puerta del Sol al partido contrario, es decir, han seguido haciendo aquello que se critica desde el movimiento 15-M.
Una de las protestas rezaba: "No queremos un cambio de collar, sino un perro nuevo". Efectivamente, poco o nada queda por decir.




No tengas miedo. Como un vaso que se estrella contra el suelo...


Como un vaso que se estrella contra el suelo y se rompe en mil pedazos. Así describe su sentimiento de pena Silvia (Michelle Jenner) en la última película del realizador navarro Montxo Armendáriz. 

En No tengas miedo, el director propone paradójicamente un viaje hacia la enfermedad de la mente apuntando claramente en tres direcciones pero desarrollando especialmente la primera de las que siguen: la enfermedad que poco a poco va carcomiendo por dentro a la persona que sufre los abusos, la del que los efectúa y aquella que permite a una madre hacer la vista gorda ante semejante espectáculo.





Con esta propuesta poética, la historia se centra en cómo una joven es despojada absolutamente de parte de su niñez y toda su adolescencia para convertirse prematuramente en amante y blanco de los juegos sexuales de su perturbado progenitor. El filme muestra, en definitiva, la destrucción que pueden causar los abusos sexuales en una persona que los sufre, desgraciadamente, a lo largo de los años. 

No obstante, creo que la lectura a que apunta esa primera cita que seleccioné es a una de calado propiamente identitario. En el caso de Silvia, se trata de una identidad arrebatada en pro de otra impuesta que, además, tiene la particularidad de ingertarse lentamente en el corazón y el alma de la joven.

No me gusta recomendar películas, sencillamente porque cada persona tiene sus preferencias, pero sí creo que merece la pena elogiar el trabajo de Armendáriz y su equipo por mostrar, sin tabúes y con un gran sentido del gusto estético, una realidad social transversal en el tiempo que impedirá, afortunadamente, que la denuncia de estas prácticas desaparezca.

Porque no es un fenómeno ni aislado ni coyuntural y porque la autoridad en cualquiera de sus formas muchas veces lo ha ejercido y/o permitido, digamos ¡basta ya! a esta desgraciada situación que sufren en el mundo cientos de personas.

Ahora sí, ¡NO TENGAS MIEDO a denunciar a quien abusa!